Es mas fácil salir de infierno que del cielo
- Naiara Cabezas
- 13 nov 2017
- 3 Min. de lectura
La empresa “Zitek” organiza un “Escape room” en el Aula Magna de la UPV/EHU en el Campus de Bizkaia

La empresa “Zitek” organizó la semana del 6 de noviembre un pequeño “Escape room”en el Aula Magna de la Universidad del País Vasco en el Campus de Bizkaia. Esta iniciativa llamada “Etorkizulan” es un teatro interactivo para que los jóvenes aprendan sobre el emprendimiento que acerca la realidad del mundo laboral representando dos caras.
Mi grupo de clase y yo, asistimos a esta actividad el pasado martes. Al comenzar la obra, los actores disfrazados de ángeles y demonios nos dieron dos opciones o dos caminos a tomar: el cielo o el infierno. Obviamente, yo opte por la opción que va más con mi personalidad, el infierno.
Al entrar, un actor disfrazado de diablo nos dio permiso para adentrarnos a un laberinto, después de firmar un contrato. Cuando conseguimos salir del laberinto, llegamos a la sala oficial del Rey del infierno, o en este caso reina. La reina demonio nos hizo romper el contrato que habíamos firmado anteriormente, y nos ofreció unos chupitos de colorines como si de una celebración se tratase.
Más tarde, la madre del mal dio a algunos unos platos para romperlos contra una especie de cesta que nos habían puesto. Los pocos afortunados que podían lanzar el plato contra ese recipiente no acertaron ni una vez. Apuntaron hacia al suelo, en vez de a la pared que nos habían puesto por precaución. Tuve que alejarme dos veces para que no me saltasen los trozos del plato roto a la cara.
Después de esta competición de baloncesto, llegamos a una sala presidida por la jefa de mi territorio y por Baco, supuesto dios del cielo. Los “buenos” nos comenzaron a insultar, por lo que nosotros también contraatacamos con amenazas verbales.
Sucesivamente, nos hicieron participar en un juego. Cada grupo tenía que salir de su reino e ir al reino contrario para buscar un pergamino.
El cielo era muy distinto al infierno. Lo podría calificar de paraíso, pero no como el que describe la Biblia. Había comida y bebida por todas partes, y el dios era un antipático y un egocéntrico. Hacia justicia a su verdadera naturaleza como el dios del vino en la antigua Roma.
Los ángeles lacayos nos hicieron jugar a un juego llamado “Simón dice”. Este juego trata de obedecer todo lo que diga Simón, o en este caso el jefe del cielo.
Progresivamente, nos ofrecieron comida y bebida para entretenernos y para que no buscáramos el pergamino. Al final termine por encontrarlo yo. El pergamino estaba escondido entre lo único natural o sano que tenia ese sitio, es decir, estaba escondido entre un montón de manzanas.
Después de anunciar mi valioso descubrimiento al grupo y al dios para salir de ahí, este último castigo al sirviente por tirarle una copa de vino sin querer. Le hizo sentarse en una silla eléctrica antigua, como las que se usaban en las ejecuciones. Cuando Baco se canso de dar castigos, nos dejo salir y volvimos a la sala común donde nos juntamos con el equipo del cielo.
Los dos mandatarios de los dos reinos nos hicieron enfrentarnos con el otro grupo en un juego donde teníamos que adivinar la palabra “Zitek” utilizando los pergaminos que habíamos encontrado. Por desgracia, el cielo ganó.
Finalmente, nos trasladaron a otra sala llena de colchonetas en el suelo y una pizarra. Ahí, la persona a cargo de la obra nos explico la moraleja del teatro.
Por un lado, el infierno realmente consistía en crear tu propia empresa. El laberinto del inicio significaba que es difícil empezar a construir tu propio imperio, pero que realmente se puede conseguir. Luego, lo de romper el contrato, los platos… significaban tu propia libertad.
Por otro lado, el cielo significaba trabajar para una empresa, donde el jefe te estaba todo el rato mandando que hacer, y no tenías libertad, aunque fuese más seguro que el infierno. Julen San Sebastián Sauto, Técnico de Fomento de la Cultura Emprendedora y Creación de Empresas Innovadoras del Campus de Bizkaia de la UPV/EHU y trabajador de “Zitek”, dijo que “No tenéis que tener miedo de empezar vuestra propia empresa, es una opción arriesgada, pero así tú puedes ser tu propio jefe y tener libertad.”
Este pequeño juego ha sido una experiencia muy grata, además de divertido e inspirador. Los jóvenes necesitan de este tipo de lecciones, para que puedan comprender mejor como es el mundo en realidad respecto a la experiencia laboral y para que tomen elecciones de las que no se puedan arrepentir.
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